Desde que empezó todo este desatino vírico he sido incapaz de rasguear un sólo acorde a la guitarra con placer y delectación. Creo que únicamente lo desafié al principio del confinamiento para la gente del Manglar y en el cumpleaños de la hija de la vecina. Sin problema, sin dolor, pero con un inmenso vacío en el corazón y entre las manos. Miedo del noticiario, miedo ante el odio y la negación, terror a pertenecer a una especie animal con un cerebro maravilloso pero muchas veces incapaz de aprender lo más básico. La empatía debería florecer en cada esquina pero está en peligro de extinción, el individualismo la ha privado de su esencia y cada vez las diferencias económicas son más brutales. Ante eso una de mis mayores dudas era por qué: por qué seguir remando, por qué seguir sonriendo, por qué cantar. Y la respuesta, como no, la encontré en la poesía. Benedetti escribió hace ya muchos años estos versos donde lo explica, como siempre con total claridad y sencillez. Alberto Favero les puso música maravillosamente, y ambos nos otorgan ese rayo de luz necesario en estos tiempos oscuros. Este Miércoles cantaremos, contaremos y recitaremos este poema y más, y brindaremos de nuevo por la vida. En el CMI del Coto, a las 18:00h

POR QUÉ CANTAMOS (Mario Benedetti)
Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil
usted preguntará por qué cantamos
si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza
usted preguntará por qué cantamos
si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro
usted preguntará por que cantamos
cantamos por qué el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino
cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos
cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota
cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta
cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza